jueves, 3 de febrero de 2011

Danila II

Esa noche, cuando me fui a acostar, sentí esa cosa que siento cuando se que no estoy sóla. Si bien como expliqué antes, se supone que como "escucho" voces no me toca -por suerte- ver a sus dueños delante mío, es que la sensación de no estar sóla era saber que dentro de un ratito comenzaría a escuchar... y así fue.

Primero el dolor de panza del tren volvió de repente. Agudo. Profundo. Inexplicable. Pensé que iba a gritar para despertar a mi mamá (todavía vivía en casa de mis padres) pero sabía por dónde venía la mano y que ella no era de gran ayuda en estos momentos. Comencé a hacerme bollito, acostada en la cama. Sabía que no tenía que ceder a encorvarme porque del estado fetal es muy difícil volver pero el dolor que sentía en la boca del estómago no me dejaba hacer otra cosa. Comencé a mentalizarme, a tratar de controlar mi cabeza, a decir que todo estaba bien (todavía no sabía las técnicas que aprendería luego) y finalmente terminé rogando que lo que tenía que suceder sucediese al punto de que ya no me importaba qué tenga que escuchar si el dolor iba a irse. Me estaba ahogando. 

-"Hola. Bueno. Ya está". -     La que hablaba era una niña. Una niña muy chiquita, que no hablaba del todo bien.

-"Eu. Te estoy diciendo que ya está. Ya pasó. Ya no me duele más y ya estoy acá, y vos le tenés que decir a mi papá que estoy bien porque el no sabe y está muy triste. Vos le tenés que decir a papá. Porque papá está llorando. Decile. Dale. Porque ya pasó, a mi no me duele más".-  Danila hablaba entusiasmada, como contenta de haber entrado en contacto. Con esa falta de filtros de todo niño, que quería algo en ese momento y pensaba que yo iba a salir de la cama a contactar a Raufe para decirle que se quedara tranquilo que todo estaba bien. (¿?).

- Dale, vos le tenés que decir. ¿No ves que mi papá está mal? Yo estoy acá y vino la señora gorda a recibirme. La del pelo blanco y el delantal. Y ella me abrazó, y me trata muy bien, y me dijo que me va a hacer las trenzas y me va a contar los cuentos. Así que decile a papá que estoy bien."-

Luego de que el pedido se repitiera algunas veces, le dije a Danila que yo no tenía contacto con su papá, que solamente me había enterado de su enfermedad por terceros y que no sabía cómo acercarme a él a decirle que su hija me hablaba. Que tenía que entenderme. A todo esto, yo me había ido esa tarde del trabajo y sabíamos que Dani estaba muy mal, pero todavía no había fallecido, entonces yo ni siquiera podía hablar. Yo me estaba enterando de esto por ella, nadie me lo había contado... 

y sonó el celular.

- Hola Tan? Perdoná la hora. Soy Andrés. Te llamo para decirte que falleció la hija de Raufe, y que mañana la velan a las 9 en tal lugar.-

...

¿Viste que ya pasó? Vos tenés que ir a decirle a mi papá que yo estoy bien, porque mi papá está muy triste-

El dolor  de panza había pasado, pero ahora por muchos días me había comprado un dolor de cabeza. 

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