viernes, 4 de diciembre de 2009

Aquí


Cuánto pensé que cuánto podría haber parecido que las ganas de escribir un blog me duraron 4 entradas, o poco y nada.

Pero no.

En los últimos 30 días me enteré que mi papá tenía una enfermedad muy grave, luego estuvo internado por una neumonía con infección de pulmón desencadenada por las bajas defensas de esa enfermedad, luego se vendió la casa de mis viejos y compraron otras dos pequeñas para mudarse y separarse definitivamente, trabajé como loca y me estressé para el carajo al punto de quedar al bordecito de esos ataques de stress con nombre francés y me enteré que todos mis ex están de novios (yendo de los problemas reales a las boludeces con que ocupo mi mente).

A la vez mi hermano, el que se quedó en el departamento en el que vivía (si, si, porque yo decidí irme buscando paz) se llevó la conexión a internet inalámbrica de casa y en medio del caos ir a comprar un router, traerlo, instalarlo, que me lo hayan dado fallado, ir a cambiarlo y demás fue un tema que me hizo encontrarme sin internet por un bueeeeen rato.

Pero acá estoy, volviendo. Porque escribir sigue siendo, y más ahora, el único refugio en los tiempos no se si duros pero si poco felices que ya pasarán pero hoy pesan en la espalda y la hacen doler.

TW.

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