Aunque a nadie le importe.

Creo que como todo, esto de venir y escribir acá algo parecido a un monólogo es cuestión de costumbre, de sentimiento y de relación. Aún me siento un poco rara volcando cosas acá.



Volví de viaje, que estuvo bien, no tan bien como la ensalada de fruta que se me hizo en la cabeza al hacerlo.



Capaz porque fue el último viaje de una serie de uno por mes desde enero, capaz porque fue el primer momento en el que paré en el último año, capaz porque un viaje siempre moviliza, capaz porque soy una jodida de mierda.



Pero la cuestión es que se me vino todo pero todo encima, y de repente, al volver, caí de que en el último año viví en 3 casas diferentes, que estuve un mes en la calle, que mis viejos se separaron, que mi viejo está sólo y enfermo y yo tengo que tomar la decisión sobre si hacerme cargo de su vida o de la mía. Me encontré mudada y no entendía cuándo pasó, encontré que había un muchacho durmiendo al lado mío que luego se volvía a su casa en micro sin saber cuándo volvería a verlo y no entendí cuando pasó, me encontré con que renuncié a mi trabajo sin tener otro fijo y ¿adivinen qué? tampoco se cuando pasó...

Y no es que no esté haciéndome cargo del momento en que hice las cosas, obvio que las hice, pero es como que estaba en piloto automático, no pensé, solamente seguí para adelante como podía en cada momento y ahora que paré la pelota me encuentro con un montón de cosas que si las hubiera pensado no se cómo se hubieran dado.



Hoy fue un día duro. Leerme debe ser un bajón.



Así que dejo hasta mañana, o el mañana-próximo-post, que seguramente, será otro día.



Besos,



TW.