domingo, 19 de septiembre de 2010

Cuando todo tiene que ver con todo

Cuando comencé con este blog pensé que iba a contar solamente lo que me tocaba por ser medium.

Luego, cuando la cabeza me iba explotando de a poco por diferentes cosas necesité escribir sobre algo más, sobre la vida en si misma, sobre, como versa el nombre de este blog, las cosas que me pasaban.
Y primero estuve tentada de crear otro blog. Pero luego me dije "¿Por qué, si mis vueles de cabeza son parte de lo que me pasa?" Y me puse a escribir sobre "de todo un poco" acá.

Hace rato que tengo, no solamente en este espacio sino en mi vida habitual, bastante desatendido el tema de mi mediumnidad. De estar todo el tiempo viendo y oyendo cosas, de saber más que los demás -o que los demás sepan menos de lo que se yo, o que yo lo pueda saber antes-, etc.

Creo que de alguna manera, no se si consciente o inconscientemente, ese huir a darle bola es parte de intentar olvidarme por un rato, y sentir que puedo llevar una vida más normal de la que a veces me toca vivir.

Pero es inevitable.
Realmente siempre que debamos enfrentarnos a algo la vida va a terminar poniéndonoslo enfrente, por más vueltas a la manzana que demos para no mirarlo a los ojos. O al menos en mi caso. La vida siempre me hace enfrentarme a mis fantasmas rápidamente. Sin anestesia.

Y eso fue lo que pasó y lo que me está pasando.

¿Quise no darle bola? Bueno, no salió.

No se puede.

No al menos cuando supuestamente estás viviendo tu última vida, aprendiendo las últimas lecciones para ya no tener que volver a pasar por acá.

En estos últimos días de crisis por lo que vengo posteando hablé con todos los que considero amigos.
Escuché todas y cada una de las posturas quedándome siempre con lo que más me servía de cada una.
Tuve ataques de desesperación que fueron calmados vez a vez por esos que agradecemos al universo tener en momentos como estos.

Pero así y todo, no encontraba paz.
Así y todo, las respuestas no me cerraban en el fondo, a pesar de lo mucho que agradecí cada opinión y lo que amo a mis amigos.

Entonces decidí mandar un mail. Ese mail que venía posponiendo, como posponía el terminar de asumir totalmente que además de ser ojeroza y despeinada, soy medium y no es algo a lo que pueda renunciar.

Tomé fuerzas y redacté dos versiones. Mandé una de ellas el jueves, y quedé con el miedo y la incertidumbre esaque te agarra cuando sabés que apretás send pero capaz no te contestan.

Pero por suerte no fue así: La respuesta llegó el viernes, y con ella se prendió una lucecita ínfimamente pequeña en el fondo del túnel en el que me siento en este momento.

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